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Cada granito hace montaña.

Hace poco compartí en Facebook el siguiente texto, y ahora lo hago también por aquí:
 
"Hagamos un propósito: Compremos los regalos de Navidad a pequeñas empresas y autónomos. La vecina que vende por catálogo o por internet, el artesano que hace bisutería, la amiga que tiene una tienda en el barrio, el pastelero que hace los turrones artesanales, el chico que tiene una parada en el mercado... Consigamos que el dinero llegue a personas comunes y no a grandes multinacionales. Así, más personas tendrán una mejor Navidad"
 
Si te parece una buena propuesta, copia este texto en tu blog.
 




 Todas las fotos son de Pinterest
 
 
Feliz Domingo!

 
 

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Lo siento pero a ti no te termino. Vol. I

Una de las cosas que me da bastante rabia es comprarme un libro y que acabe dejándolo de lado sin conocer su final. Si lo piensas bien incluso es triste. Un libro sin terminar de leer. Los dejas en la estantería más alta que tienes porque sabes que nunca vas a echar mano de ellos, no como los libros que te gustan, que los colocas con cariño cerquita de ti para cuando te apetezca leerlos de nuevo.
Pobres libros tristes (así los voy a llamar a partir de ahora) que no te importa que cojan polvo, y que incluso piensas a quién regalárselos porque están ocupando un hueco en tu estantería que más adelante vas a necesitar para guardar un buen libro.
Por eso muchas veces intento ir sobre seguro, y comprarme libros de autores a los que ya he leído y sé que no me van a defraudar, pero también es cierto que me encantan los nuevos descubrimientos así que muchas veces me paseo entre los libros mirando sus portadas, leyendo sus títulos, observando a ver qué me dicen. Unas veces acierto, y otras no.
Esto me pasó con este libro:
   
           
No llegué ni a la mitad del libro. En un principio la historia no parecía estar mal, no es que pareciera un novelón pero sí algo entretenido para pasar un buen rato. 
La protagonista de este libro es una chica que tiene un trastorno que consiste en su necesidad de contarlo todo, y cuando digo contarlo todo no me refiero a que sea una chismosa, sino que literalmente LO CUENTA TODO.
Sabe cuantos pasos hay desde su casa hasta la tienda de la esquina y aunque sabe cuantos pasos hay los cuenta cada vez que hace ese trayecto, siempre cuenta sus pasos vaya a donde vaya, cuenta las rayas que tiene su camiseta marinera, cuenta los bocados que tarda en comerse un pastel... Cuando a ella le sirven un trozo de tarta piensa en un número y si decide que el número es el 5 debe comerse el pastel en 5 bocados (imaginaros qué grandes deben ser los bocados) y si decide que el número debe ser el 50 se corta el trozo de tarta en 50 trocitos. No sólo tiene problemas con los números, sino que siempre va a la misma cafetería, siempre se tiene que sentar en la misma mesa, siempre tiene que pedir lo mismo, su día a día siempre tiene que ser igual si algo varía por pequeño que sea a ella se le desmorona todo y sufre auténticos episodios de pánico.
Es entonces cuando conoce a un chico y todo su mundo de aparente seguridad y tan sumamente controlado se tambalea.
La verdad es que ya no sé si se queda con él, si ella supera su obsesión, ya no sé nada, porque un día me descubrí contando no sé qué cosa, y pensé ¡Ay madre lo que me faltaba!
La autora es buena, eso sí, porque lo explica todo tan bien y tan detalladamente que casi me convierto en la protagonista del libro.
Haría un bien a la humanidad si escribiera libros para dejar de fumar o de autoayuda seguro que también nos influiría y, esta vez, de una manera más positiva.
Por eso si sois algo maniáticas (aunque sea en pequeñas cosas) no leais este libro porque da muuuchas ideas.
Eso sí, y lo tengo que decir, este libro te hace entender perfectamente el infierno que deben vivir las personas que sufren este tipo de trastornos.

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Yo y el fondant

Esta mañana he ido al curso de tartas fondant que os comenté ayer.
 
 
 
 
La tienda era muy cuqui, así que aprovechando que hemos llegado media hora antes hemos cotilleado todos los artilugios que vendían para hacer repostería.
La tarta me ha quedado hecha una monería la verdad, aunque no me veo a mí misma haciendo muchas tartas de éstas.
Aunque el resultado es bueno (modestia aparte), me ha costado lo mío la verdad.
 
 
 
 
Ahora que lo pienso, el proceso tampoco entramaba tanta dificultad, pero he descubierto que el fondant y yo no hacemos buenas migas. El lacito, por ejemplo, me ha costado Dios y ayuda, jaja.
Menos mal que estaba ahí la profe... Pero como la profe no va a estar en mi casa cada vez que decida hacer una tartita, creo que me voy a dedicar a los cupcakes, a las galletitas... que parece que lo controlo un poquito mejor.
 
Y en el curso me lo he pasado genial, me he reído como hacía tiempo que no me reía. A carcajada limpia hasta llegar a tener dolor de estómago. Me he reído de mí misma, de mi torpeza, y de mi cara pidiendo auxilio en ciertos momentos, y de rebote todas se han reído conmigo, o de mí, vete tú a saber, pero no importa porque el ambiente era distendido y alegre.
 
Así que si tengo que hacer un balance del curso, diré que me lo he pasado genial, que sí que he aprendido algunas cosillas que me van a servir para cocinar otro tipo de repostería, y que he descubierto que no me gusta trabajar el fondant, y esto también es positivo, el saber discernir entre lo que nos gusta y lo que no gracias a la experiencia.
 
Besos!
 
Apunte: Para hacer la foto se me ha olvidado quitar el papelito que hay dentro del lazo (upss). Ese papel enrrollado se coloca para que la forma del lazo se mantenga y no se hunda.
 

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Mañana hago novillos!!

No soy muy dada a cogerme días libres en el trabajo a pesar de que disponemos de 7 días al año que podemos cogernos libres para asuntos personales.
Pero mañana hago novillos, hago pellas, vamos que me tomo el día libre!
 
 
Me voy a un curso para aprender a decorar tartas con fondant.
 
 
Un cursito de 3 horitas por el módico precio de 23 eurillos. Mi amiga (con la que voy al curso) estuvo informándose en varios sitios para hacer este curso y pedían una barbaridad de pasta, en uno de ellos el curso pasaba de los 100 euros, cierto es que el curso era de 8 horas, pero para aprender a decorar una tarta no creo que sea necesario tantas horas ¿no?.
Entonces vio en Groupon un cupón para cursos de tartas fondant y allí que vamos mañana.
Los cursos sólo los hacen entre semana por eso mañana:
 
 
Es la primera vez que me cojo un día libre simplemente para hacer algo ocioso, y la verdad es que me encanta la idea. Me siento un poquito menos responsable, y eso me chifla, porque responsable es mi segundo nombre.
Espero disfrutarlo.
Ya pondré fotitos!
Besos y Feliz Domingo!
 
 

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1, 2, 3 yo me relajaré. 4, 5, 6 todos lo vereis...

Esta semana ha sido horrible en el trabajo, y las siguientes prometen ser iguales o peores.
Han habido despidos en mi trabajo y nos hemos quedado 4 gatos, literalmente.
Los que se van están jodidos, y los que nos quedamos también lo estamos porque por menos dinero trabajamos ya no el doble sino el triple.
Yo ahora mismo estoy haciendo mi trabajo, el de un compañero que está de baja, y a partir de ahora me van a llover las tareas de los que ya no están. No sé cómo me voy a organizar ni cómo me las voy a apañar.  Sólo sé que empiezo la semana deseando que llegue el viernes, y el domingo ya no lo disfruto como me gustaría de pensar que en unas horas comenzaré de nuevo la semana laboral.
Tengo tantos papeles en mi mesa que ya no sé de qué color es. Sólo veo decenas de post-its que me recuerdan todas las cosas y llamadas que tengo pendientes de hacer y solucionar.
 
Así que intento aprovechar el fin de semana haciendo cosas que me gustan y a la vez me relajan para recargar la batería y aguantar mejor toda la semana. Soy como un coche que el fin de semana para a repostar.
Y pienso que es muy triste que vivamos para trabajar y no al revés, que trabajemos para vivir.
 
El sábado por la mañana me fui a una librería que me encanta, es una librería de las llamadas Nueva Era. Allí no sólo venden una cantidad de libros impresionante, sino que también venden piedras, remedios florales... Así que sabiendo que voy a necesitar una fuente de energía extra, me hice el test de las terapias florales.
Es algo muy curioso. La dependienta se pone delante de mí y pasa por delante de mi cuerpo unas varillas de metal, a continuación se pone delante de la estantería donde tiene todos los frasquitos y pasa las varillas hasta que éstas le indican la esencia que más necesito.
No sé exactamente en qué se basa y cómo funciona, la cuestión es que siempre me "recetan" la esencia que necesito.
En este caso me tocó el remedio floral de Manzanilla que está indicada para problemas de nerviosismo, digestivos y hormonales.
Y es cierto, respecto a lo hormonal no sé muy bien cómo estarán mis hormonas, pero con el estrés que estoy viviendo estoy bastante nerviosa y mi estómago me está jugando malas pasadas.
 
 
 
Cuatro gotitas bajo la lengua un mínimo de 4 veces al día y me ayudará a sobrellevar mejor esta etapa. Confiemos que así sea.
Luego me fui a una tienda "más terrenal" y me compré unos pendientes (hay que saber equilibrar lo espiritual con lo material ¿no?).
 
 

Y la verdad es que ya me fui a casa un poco más contenta.  : )

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Una alternativa a soplar las velas

Hoy ha sido el cumpleaños de mi padre, y como últimamente estoy un poco manitas, hice unos banderines para decorar los pastelitos que compré.
 
 
Soplar las velas está muy bien, pero los banderines (que son hipermegafáciles de hacer) dan un toque original, y además los puedes personalizar con mensajes positivos para cada persona.
Estos son los primeros que hice, pero ya tengo otros preparados para una próxima cena de amigos que me han quedado muchísimo mejor, y es que con la práctica todo se perfecciona : )
 
 
 
Feliz Domingo !!
 
 
 
 
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Frase Inspiradora

"Sólo aquellos que se arriesgan a ir más lejos podrán saber lo lejos que pueden llegar"